domingo, 14 de enero de 2007

NOTICIAS SOBRE LA REALIDAD CUBANA


Venden medicinas vencidas, con la anuencia de Salud Pública





Por: Fara Armenteros
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A los pacientes afectados de asma bronquial que en su tratamiento tienen indicado el medicamento llamado INTAL, y que tienen asignado dicho producto en la farmacia enclavada en Calzada de 10 de Octubre #629 de la Víbora, se les está vendiendo ese medicamento vencido.
A la niña Rachel Franco Morales, de 2 años, al recibir las primeras dosis de dicho tratamiento se le presentó una reacción alérgica que llamó la atención de sus padres, pues la menor desde hace tiempo se trata a base de INTAL y nunca ha rechazado dicho producto.
Pero, al revisar la etiqueta del frasco, pudieron comprobar que el INTAL estaba vencido desde septiembre del año anterior.
El INTAL (Sodium Cromoglycate Capsules) es importado por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) cubano, fabricado por la Shanghai Sine Pharmaceutical Corp, Ltd. y distribuido mediante una tarjeta de control de medicamentos, llamada popularmente "tarjetón", en las farmacias después de un trámite burocrático engorroso.
El INTAL suministrado por el MINSAP a la citada farmacia es del Lote 70901, fue fabricado en un año con vencimiento a los dos aproximadamente.
Ahora, según le explicó al padre de la niña afectada una dependiente de la Farmacia,...- "el ministro de Salud Pública nos orientó escribir, con lápiz en la caja de ese medicamento, que la medicina vence a los dos años posteriores a su vencimiento oficial.".
Parece ser que, además de la contaminación ambiental, importante factor que atenta contra los asmáticos, esos enfermos tienen que consumir medicamentos vencidos; nueva modalidad del Sistema de Salud Pública de Cuba.

ARTICULO


¿DONDE PUEDEN LOS JOVENES REALIZAR SUS RELACIONES SEXUALES EN CUBA?.
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Por: Fara Armenteros

Para los cubanos, principalmente los jóvenes, buscar un sitio donde tener sus relaciones sexuales se ha convertido en una especie de dolor de cabeza sin calmantes para aliviarlo.

Los graves problemas habitacionales existentes en la Cuba de este tiempo son la causa de que ellos no dispongan de suficiente privacidad en los lugares donde viven. En cuanto a las instalaciones que ofrecen servicio de albergue temporal, llamadas popularmente "posadas", tienden a desaparecer.

Años atrás, en la capital del país existían alrededor de cien posadas, moteles o "albergues INIT" como también se les llamó. Actualmente, en la guía telefónica de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) sólo aparecen registradas 26 instalaciones de ese tipo, de las cuales se ha podido comprobar que han sido clausuradas cinco, el estado físico de las que aún funcionan ofrecen una mala imagen y el servicio de las mismas es insatisfactorio.

Es muy probable que este problema no se refleje en el plan económico de ningún organismo estatal o que ni siquiera haya estadísticas sobre el tema, pero la realidad es que afecta a la sociedad cubana.

La tarifa de las posadas es de cinco pesos por tres horas. "Cuando hay cola se le ofrece un fulita (un dólar estadounidense) al posadero que seguramente te da acceso inmediato y te busca un cuarto", revela Michel, uno de los jóvenes encuestados.

Michel añadió: "Se dice que los propios empleados de las posadas aportan los insumos para mantener en servicio a esos centros".

Con la aparición de algunas pequeñas empresas por cuenta propia también hay personas que habilitaron en sus casas habitaciones para alquilarlas a parejas. Cobran por hora o por meses, según el caso.

El propio Michel manifiesta que esas posadas por cuenta propia son muy eficientes: "La higiene de esos lugares es óptima, algunas habitaciones cuentan con aire acondicionado, tienen refrigerador y hasta televisor y equipo de video (VCR)".

Su costo es de cinco dólares por noche, aunque también alquilan por tres horas.

"Las hay menos caras, que cobran entre 60 y 80 pesos por una estancia de tres horas. Su servicio es igualmente inmejorable y aunque no disponen de aire acondicionado tienen ventiladores. La higiene es impecable", aseguró la fuente.

Una investigación al respecto arrojó que algunos de los dueños de estas viviendas particulares que dan el servicio de alojamiento temporal cuentan con licencia de cuenta propistas, pero otros lo hacen "a cuenta y riesgo".

Al preguntarle a Michel qué hacen las personas que no tienen recursos económicos para acceder a estos lugares o a las instalaciones estatales, su respuesta fue: "Escaleras y pasillos de edificios o los parques -que están oscuros y la gente teme atravesarlos por la noche- es allí donde la gente que carece de recursos encuentra la posibilidad de hacer el amor"

Para los cubanos, principalmente los jóvenes, buscar un sitio donde tener sus relaciones sexuales se ha convertido en una especie de dolor de cabeza sin calmantes para aliviarlo.
Los graves problemas habitacionales existentes en la Cuba de este tiempo son la causa de que ellos no dispongan de suficiente privacidad en los lugares donde viven. En cuanto a las instalaciones que ofrecen servicio de albergue temporal, llamadas popularmente "posadas", tienden a desaparecer.
Años atrás, en la capital del país existían alrededor de cien posadas, moteles o "albergues INIT" como también se les llamó. Actualmente, en la guía telefónica de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) sólo aparecen registradas 26 instalaciones de ese tipo, de las cuales se ha podido comprobar que han sido clausuradas cinco, el estado físico de las que aún funcionan ofrecen una mala imagen y el servicio de las mismas es insatisfactorio.
Es muy probable que este problema no se refleje en el plan económico de ningún organismo estatal o que ni siquiera haya estadísticas sobre el tema, pero la realidad es que afecta a la sociedad cubana.
La tarifa de las posadas es de cinco pesos por tres horas. "Cuando hay cola
se le ofrece un fulita (un dólar estadounidense) al posadero que seguramente te da acceso inmediato y te busca un cuarto", revela Michel, uno de los jóvenes encuestados.
Michel añadió: "Se dice que los propios empleados de las posadas aportan los insumos para mantener en servicio a esos centros".
Con la aparición de algunas pequeñas empresas por cuenta propia también hay personas que habilitaron en sus casas habitaciones para alquilarlas a parejas. Cobran por hora o por noche, según el caso.
El propio Michel manifiesta que esas posadas por cuenta propia son muy eficientes: "La higiene de esos lugares es óptima, algunas habitaciones cuentan con aire acondicionado, tienen refrigerador y hasta televisor y equipo de video (VCR)".
Su costo es de cinco dólares por noche, aunque también alquilan por tres horas.
"Las hay menos caras, que cobran entre 60 y 80 pesos por una estancia de tres horas. Su servicio es igualmente inmejorable y aunque no disponen de aire acondicionado tienen ventiladores. La higiene es impecable", aseguró la fuente.
Una investigación al respecto arrojó que algunos de los dueños de estas viviendas particulares que dan el servicio de alojamiento temporal cuentan con licencia de cuentapropistas, pero otros lo hacen "a cuenta y riesgo".
Al preguntarle a Michel qué hacen las personas que no tienen recursos económicos para acceder a estos lugares o a las instalaciones estatales, su respuesta fue: "Escaleras y pasillos de edificios o los parques -que están oscuros y la gente teme atravesarlos por la noche- es allí donde la gente que carece de recursos encuentra la posibilidad de hacer el amor".

ARTICULOS

Artesanía cubana: una alternativa

Por: Fara Armenteros.


El trabajo artesanal del cubano en la actualidad puede decirse que tiene dos aspectos: uno es la expresión artística y el otro la confección de objetos de adornos y el uso cotidiano.

Este quehacer artesanal arranca con fuerza a finales de los años 70 cuando grupos de personas con habilidades manuales y talento artístico, utilizando materiales desechables para la industria, rescataron oficios que parecían perdidos.

Carpinteros, modistas, herreros, bordadoras, joyeros, talabarteros, tejedoras, alfareros y otros, confeccionaron piezas de mucha calidad y belleza que tuvieron oportunidad de exponer y vender los sábados en la Plaza de la Catedral.
El ingenio del cubano se puso en función de resolver sus propias necesidades, y muy pronto los Sábados de la Plaza se convirtieron en un mercado que se extendió a las calles que dan acceso a la Catedral y hasta la Plaza de Armas.
"Allí se vendía de todo, ropas, zapatos, joyas, adornos, pero lo bueno dura poco", dice un artesano que participó en la actividad. "Aquello se acabó y un buen día la policía amaneció deteniendo artesanos en sus casas, que luego fueron enjuiciados y sancionados a privación de libertad, acusados de actividad económica ilícita... Todo les fue decomisado, es un riesgo que corre todo aquél que trata de levantar cabeza por su cuenta en este país", concluyó y no quiso dejar su nombre porque "no hace falta, ocurrió así, pregúntale a cualquiera".
No tengo que preguntar más. "Conozco de muy cerca lo sucedido", le contesté.
Actualmente el movimiento artesanal cubano es tolerado por las autoridades aunque con muchas restricciones.
Los artesanos artistas, como los artistas plásticos, pueden exponer y vender sus obras en las galerías de arte y tienen fuertes gravámenes sus piezas. El estado es el único autorizado para comercializar obras de arte y de artes aplicadas.
En las ferias donde participan los artesanos que fabrican y venden objetos de utilidad cotidiana, cacharros de cocina, ropas, adornos, calzados y hasta souvenir para turistas los artesanos pagan un impuesto en divisas que les permite vender en moneda nacional y en dólares. Este gravamen oscila desde 26 hasta 159 dólares, según el producto que se confeccione.
Los que venden en la feria de la Habana Vieja necesitan una autorización de la Oficina del Historiador, que les emite un carné y una credencial, ambos con su fotografía y que entrega la dirección de identificación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) al precio de seis dólares cada una.
Por el espacio donde se sitúan para vender pagan 60 pesos diariamente y no se admiten inscripciones de nuevos artesanos.
Las ferias cuentan con la aceptación de la población, que tiene la posibilidad de comprar en moneda nacional, artículos de calidad. "Aunque los precios son altos puedo comprar con el dinero del salario. Y los zapatos, por ejemplo, son mejores que los de la shopping", asegura una mujer que lleva en una jaba un par de zapatos que compró para su hijo de 7 años al precio de 210 pesos. "Hace tres meses le compré un par de zapatos en la tienda, que me costaron 14 dólares (364 pesos al cambio) y a la segunda puesta regresamos a la casa con un zapato en la mano, se le despegó la suela completa", concluyó.
"El precio que ponemos a nuestras mercancías", señala un artesano que vende en la feria de la Virgen del Camino, en el municipio capitalino San Miguel del Padrón, "está en dependencia de los impuestos, el gasto en materiales, que por lo regular tenemos que adquirir en divisas... Todos los gastos de producción corren por nosotros... esta relativa independencia, tiene su precio. No me quejo, y tratamos de mantener la calidad de los productos porque es la garantía de nuestra permanencia... Cuando el gobierno lo entienda, elimina esta actividad económica alternativa, como ha sucedido mas de una vez".
En la capital cubana funcionan ferias de artesanía en varios municipios. Los más nombrados son los de la Habana Vieja, frente al Seminario San Carlos, en el malecón Habanero y en La Rampa, también los de La Palma y la de la Virgen del Camino.